J. A. Marina: "Los niños entran a primaria con verdadero deseo de aprender y salen con verdadero deseo de aprobar"

Durante su intervención en el III Congreso Nacional de Pedagogía Amigoniana, José Antonio Marina expuso su ponencia "El educador comprendiendo el presente y mirando al futuro". 

Marina basó su intervención en la experiencia adquirida durante su investigación para la elaboración de una teoría de la inteligencia que comienza en la neurología y termina en la ética, así como en la labor que desempeña en la Universidad de Padres, donde brinda consejos pedagógicos a padres de familia según la edad de sus hijos, para educarlos de la mejor manera. 

Marcó como punto de partida el hecho de que ahora uno de los problemas existentes es que todos los niños entran a primaria con verdadero deseo de aprender y salen con verdadero deseo de aprobar; y eso, marca el proceso.

Desde finales de los 60 se han llevado a cabo numerosas reformas para mejorar el sistema educativo y se ha demostrado que las únicas que han tenido éxito son las que se han centrado sobre los docentes. Este es un factor imprescindible. El reto real en estos momentos es que los niños que estamos educando van a crecer y van a utilizar herramientas que no se han inventado, con esquemas que aún no conocemos para una realidad diferente a la nuestra. Entonces, ¿qué les enseñamos? preguntó retóricamente Marina.

La respuesta llegó después de algunas de parábolas dinámicas con las que ejemplificó sus ideas y pidió opiniones frente a varios casos reales de niños y jóvenes que han pasado por las aulas, cuyas experiencias han sido variadas. 
Hay que enseñarles a controlar las emociones, la conducta, impulsividad; brindarles libertad y autonomía enmarcados siempre dentro del cariño y la exigencias. Marina afirma que todos estos hábitos se van creando hasta que se integran automáticamente en el cerebro del niño o joven para responder ante el entorno educativo. 
 
Como se pretende educarlos para un mundo que no conocemos, los educadores no pueden darles la solución, pero pueden crear en ellos las fuerzas para encontrarla. A partir de este punto hay una serie de observaciones que el ponente enfatizó de acuerdo a las distintas inteligencias con las que nace el ser humano y las que nos hacen diferenciarnos unos de otros. La inteligencia se parece al poker, explicó, en la vida nos reparten cartas genéticas que no elegimos, pero tanto en la vida como en el juego hay cartas buenas y malas. La pregunta es ¿gana el que tiene las mejores cartas? No, gana quien las sabe jugar mejor. 
 
No todos los genes con los que nacemos se activan, la educación puede activar unos y otros. Además, si jugamos bien, podemos llegar a cambiar las cartas que han tocado.
 
José Antonio Marina finalizó su ponencia haciendo una invitación a los asistentes a sacar el máximo provecho de cada día, para cambiar la realidad que nos acontece hoy. "Yo hoy hice lo que pude, ahora el turno es de ustedes".

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